Agotamiento del Cuidador: Cómo Afrontarlo
El “agotamiento del cuidador” es una condición de agotamiento físico, emocional y mental que también puede ir acompañado de un cambio en su actitud hacia su función de cuidador.
Cuidando a alguien que sufre de la enfermedad de Alzheimer es uno de los trabajos más desafiantes del mundo, que conlleva el riesgo de lo que se conoce como "agotamiento del cuidador". Con el agotamiento del cuidador, usted se encuentra en un estado de agotamiento físico, emocional y mental que también puede afectar su actitud como cuidador. La actitud positiva, afectuosa y gratificante puede cambiar a una actitud negativa, despreocupante y resentido.
Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de EE. UU., aproximadamente uno de cada tres cuidadores de personas con Alzheimer informa que su salud ha empeorado debido a las responsabilidades de cuido. Casi el 60% de los cuidadores de seres queridos con Alzheimer y otra forma de demencia clasifican el estrés emocional del cuidado como alto o muy alto. Los estudios muestran que el 40% de cuidadores reportan síntomas de depresión.
Cuidar a un ser querido con la enfermedad de Alzheimer puede ser particularmente desafiante porque la enfermedad es progresiva. Por lo tanto, las tareas de cuidado potencialmente se vuelven más complicadas con el tiempo. El agotamiento de los cuidadores a menudo ocurre cuando los cuidadores no reciben la ayuda que necesitan o hacer más de lo que pueden, sea física o emocionalmente.
Es importante comprender y reconocer las séllales del agotamiento. Si comienza a notar algunos de estos síntomas en usted mismo, debe tomar medidas para aliviar el estrés, consultar con su navegador de NAN y, buscar ayuda externa.
Signos de agotamiento del cuidador:
Agotamiento: Sentirse agotado físicamente y emocionalmente. Es posible que se sienta fatigado y sin energía.
Problemas para dormir: Ya sea durmiendo demasiado, muy poco, tener dificultades para conciliar el sueño, o permanecer dormido.
Angustia emocional: Es posible que esté experimentando ataques de depresión, ansiedad, irritabilidad y sentimientos de desesperanza.
Cambios en su salud física: Puede comenzar a sufrir dolores de cabeza, espalda, pérdida o aumento de peso, y otros desafíos físicos.
Enfermarse con más frecuencia: Su sistema inmunológico puede verse debilitado por el estrés crónica, lo que lo hace más susceptible a los resfriados y otras enfermedades.
Apatía: Puede comenzar a perder interés en actividades que solía disfrutar y tener dificultades para concentrarse, ataques de olvidos, y sentirse mentalmente confundido.
Sentimientos de resentimiento: Puede comenzar a sentirse enojado o resentido hacia su ser querido y también sentirse culpable por sentirse de esa manera.
Abuso de alcohol o drogas: Puedes recurrir al consumo de alcohol, medicamentos recetados y otras sustancias para afrontar el estrés.
Cómo obtener ayuda:
Si sientes que corres el riesgo de sufrir agotamiento como cuidador, o sientes síntomas de ello, hay cosas que puedes hacer para mejorar su situación. Algunas de estas soluciones implican informarse y buscar ayuda externa. También otros se centran en uno de los aspectos más importantes del cuidado: Cuidarse a sí mismo!
Si cree que podrías estar a punto de agotarse como cuidador, hable de inmediato con su navegador NAN. Los pasos para prevenir o afrontar el agotamiento del cuidador incluyen:
Pida ayuda: No es necesario que lo haga todo usted mismo. No dudes en pedir ayuda a familiares o amigos secanos. Si es posible, podría considerar contratar a un cuidador profesional.
Únase a un grupo de apoyo para cuidadores: Conéctese con otras personas que puedan identificarse con lo que estás pasando. Esto puede ser en forma de un grupo de apoyo para cuidadores, un foro en línea, o asesoramiento individual. Compartir sus sentimientos y experiencias con los demás puede ayudarlo a sentirse menos solo.
Utilice los servicios de relevo: Los servicios de relevo brindan alivio temporal a los cuidadores. Esto podría ser un asistente de salud en el hogar, una estadía breve en un asilo de ancianos para su ser querido, o un programa de día para adultos.
Infórmese: Aprenda todo lo que pueda sobre la enfermedad de Alzheimer para saber qué esperar. Comprender que la enfermedad puede ayudarle a gestionar mejor sus desafíos y planificar el futuro, lo que disminuirá su ansiedad y generará confianza.
Establezca metas realistas: Recuerde, simplemente no puede hacerlo todo. Y eso está bien. Reconoce tus límites y establece metas alcanzables. Recuerda que todos los días estás haciendo lo mejor que puedes.
Practique el cuidado personal: Asegúrese de cuidar su propia salud física. Esto incluye llevar una dieta saludable, hacer ejercicio con regularidad, garantizar un sueño adecuado, y mantenerse al día con sus propias citas médicas.
Lleve un diario: Las investigaciones muestran que la práctica regular de escribir sus pensamientos, aunque sea solo unos minutos al día, puede generar beneficios para mantener la perspectiva y desarrollar un sentido de gratitud.
Tome descansos: Tómese un tiempo cada día para relajarse y descomprimirse, aunque sea sólo por unos minutos. Pruebe actividades como leer, escuchar música, bañarse, meditar o simplemente sentarse en silencio.
Mantenga su propio interés: Siga esforzándose por realizar actividades que le gusten, ya sea un deporte, o un juego de mesa o cartas, ver a los amigos, cocinar, trabajar en el jardín o cualquier otra actividad valiosa. Esto puede ayudar a prevenir sentimientos de resentimiento y a mantener su propia identidad más allá de ser un cuidador.
Practica técnicas de atención plena y gestión del estrés: Esto podría incluir ejercicios de respiración profunda, yoga, meditación o relajación muscular progresiva.
Considere la posibilidad de terapia o asesoramiento: La terapia o el asesoramiento psicológico pueden ayudarle a superar los retos emocionales que plantea el cuidado de otras personas. La terapia cognitivo-conductual, en particular, puede proporcionar estrategias para afrontar el estrés y las emociones negativas.
Evitar el agotamiento del cuidador
El agotamiento del cuidador surge por muchas razones diferentes. Aunque no cabe duda de que los cuidadores se enfrentan a tensiones extremas, hay algunas estrategias que pueden adoptar para ayudarles a afrontar y gestionar estas tensiones sin perjudicar su propia salud y bienestar emocional.
Tome primero el oxígeno... y busque un respiro: Es posible que no pueda tomarse descansos en de sus obligaciones como cuidador ni encontrar tiempo exclusivamente para usted. Hable con su NAN Navigator sobre formas de encontrar otras fuentes de apoyo para su ser querido y tiempo para usted.
Tenga en cuenta su verdadero papel: Las responsabilidades de cuidar a un ser querido pueden hacer que resulte difícil separarse de ese papel y recordar su importante función como hijo, cónyuge o hermano. En ese papel, hacer lo mejor que pueda por su ser querido es todo lo que se requiere.
Tenga cuidado con sus expectativas: Lamentablemente, el Alzheimer es una enfermedad progresiva, lo que significa que su ser querido se verá cada vez más afectado con el paso del tiempo. Enfrentarse a la realidad de que su ser querido no “mejorará”, por mucho que usted se esfuerce, puede ser difícil de aceptar para un cuidador y provocar sentimientos de impotencia.
Dése un respiro: Muchos cuidadores encuentran satisfacción y recompensas en su papel; sin embargo, algunos cuidadores de pueden presionarse demasiado para satisfacer las necesidades de cuidado de su ser querido.
Entender el reto: La gran mayoría de los cuidadores de seres queridos con Alzheimer son “voluntaries” en, lo que significa que no están preparados ni han recibido formación para afrontar la tarea que pueden encontrarse de repente asumiendo. Esto puede hacer que se sientan perdidos, confusos sobre qué esperar, o inseguros sobre qué deben hacer a continuación.
Recuerde que cuidar es un maratón, no un sprint. Es importante ir a tu ritmo y atender a tus propias necesidades. Recuerde que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino más bien un reconocimiento de la realidad de su situación y un paso necesario para su bienestar y el de su ser querido. Si no te encuentras bien, no estarás en condiciones de ayudar como cuidador.